Debo reconocer que cuando escuche la expresión hace ya algunos años me hice la pregunta ¿impuestos saludables?, ¡a caray! ¿Impuestos que otorgan salud, dónde los pagamos? O mejor ¿impuestos que enferman? Ya por ahí se habla del stress fiscal pero bueno ya me ando desviando, aclaremos el tema.
“Impuestos saludables” como tal no es un concepto jurídico tradicional, sino una designación política y de salud pública con el afán de “vendernos la idea” en materia impuestos especiales que:
Gravan productos conocidos por generar riesgos o costos para la salud, reforzar la expresión de fin social del impuesto y cuidar la salud de la población convirtiéndose en una herramienta fiscal preventiva.
¿De dónde surge el tema de impuesto saludables? Por el años 2010 organismos como la Organización Mundial de la Salud, Organización Panamericana de la Salud, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y el Banco Mundial a proponer a sus países miembros impulsar medidas fiscales como herramientas preventivas en materia de salud.
La idea se desarrolla principalmente en tres corrientes:
1.- Economía del comportamiento
Si se aumenta el precio de productos no saludables → se reduce su consumo
Ejemplo: tabaco y impuestos al sin-tariffs en países europeos.
2.- Internalización de costos sociales
Los productos dañinos generan costos al sistema de salud.
El impuesto busca que el consumidor “pague” por ese impacto.
3.-Recaudación con propósito
Destinar recursos a programas como:
- Educación nutricional
- Agua potable en escuelas
- Tratamiento de adicciones
Es así como hemos observado que a lo largo del planeta se han venido impulsando en los últimos años impuestos vinculado a dicha iniciativa en materia de impuestos.
La OMS fue clave a partir de 2010, promoviendo impuestos a:
- Tabaco (desde los años 90, reforzado en 2003 con el Convenio Marco para el Control del Tabaco)
- Bebidas azucaradas (estrategia mundial contra obesidad desde 2010)
- Alcohol
La OPS en América impulsó activamente la visión de impuestos saludables con estudios y campañas en México, Chile y Brasil.
Es así que nuestro país en el paquete económico para el año 2026 nuevamente nos arrojan el tema de “IMPUESTOS SALUDABLES” señalando lo siguiente en los criterios de política económica;
En 2026 se establecerán impuestos saludables con el objetivo de desincentivar el consumo de productos que afectan la salud física y mental de la población. En México, el consumo de bebidas saborizadas es elevado y ha contribuido a que el 76.2% de la población mayor de 20 años presente sobrepeso u obesidad, condiciones asociadas con enfermedades como diabetes, padecimientos cardíacos, cáncer, osteoartritis y trastornos metabólicos. De igual manera, el consumo de tabaco se asocia con el fallecimiento de 63 mil personas al año, por efectos en la salud como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cáncer de pulmón, ataques cerebrovasculares y neumoconiosis. Se estima que el costo de atención médica derivado de estas enfermedades es de 116 mmp anuales.
Por otro lado, estudios recientes han encontrado una relación entre el uso de videojuegos de naturaleza violenta y un nivel más alto de agresión entre los adolescentes, así como efectos sociales y psicológicos negativos como aislamiento y ansiedad3. Asimismo, la proliferación de casas de apuestas en línea ha aumentado el acceso de la población a dichas actividades provocando daños sociales y económicos para los individuos y sus familias.
Derivado de lo anterior, el Gobierno de México pondrá en marcha medidas con fines extra fiscales dirigidas a disminuir el consumo de los bienes y productos que generan efectos negativos en la salud dela población. En el caso específico del IEPS se proponen diversas modificaciones: para el consumo de bebidas saborizadas, se plantea incrementar la cuota a 3.0818 pesos por litro de producto, incluyendo aquellas que contienen cualquier tipo de azúcares no calóricos. Para los tabacos labrados, se propone aumentar la tasa ad valorem de 160 a 200%, así como establecer un incremento gradual de la cuota específica hasta 2030, con un periodo de transición entre los ejercicios fiscales de 2026 a 2029, además de incorporar los nuevos productos que contienen nicotina (denominadas “bolsas de nicotina”). En cuanto a los tabacos hechos a mano, se propone elevar la tasa ad valorem a 32%.
Adicionalmente, se propone establecer un impuesto especial ad valorem del 8% a la prestación de servicios digitales de videojuegos con contenido violento y aumentar el impuesto ad valorem de 30 a 50% sobre el monto total de las apuestas o la cantidad efectivamente percibida.
La experiencia global, impulsada por organismos como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y la OCDE, evidencia que los impuestos saludables han logrado resultados significativos en la reducción del consumo de tabaco y alcohol, con impactos medibles en la disminución de morbilidad y mortalidad asociada. En cuanto a bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, si bien los efectos sanitarios requieren un mayor plazo para observarse, se han documentado reducciones importantes en ventas, reformulaciones industriales y un menor consumo de azúcar en varios países. Esto demuestra que los impuestos saludables contribuyen a crear entornos alimentarios más seguros y a prevenir la obesidad, diabetes y otras ENT de manera progresiva.
No obstante, la literatura coincide en que esta política pública no es una solución aislada, sino un elemento de una estrategia integral que debe complementarse con educación en salud, etiquetado claro, regulación de publicidad y acceso a alternativas saludables. Así, puede afirmarse que los impuestos saludables sí han funcionado como intervención preventiva, respaldados por evidencia internacional, aunque su efectividad máxima depende del diseño fiscal, la magnitud del impuesto y su articulación con otras medidas de salud pública. En conclusión, constituyen una medida costo-efectiva que aporta beneficios no solo en términos recaudatorios, sino principalmente en la reducción de riesgos sanitarios y en la promoción de una sociedad más saludable.
Me reitero a la orden sobre inquietudes sobre el tema y a sus opiniones sobre los estos “impuestos saludables”
En PROW GLOBAL estamos preparados para sumarnos y apoyarte en las decisiones de negocios.
Miguel Chamlaty